Montag, Oktober 09, 2006

Quiero que sepas algo

Quiero que sepas cómo me siento.

No es tan sencillo como tú crees. Yo no he decidido esto. No se trata de algo que haya elegido al despertarme. No se trata de ninguna opción. Ni siquiera tuve la más mínima ilusión al pensar en ello. No me lo he propuesto, no me he propuesto ser así.

Quiero que sepas lo que siento.

Tengo algunos días buenos, incluso puedo llegar a sentirme contenta. Sonrío y soy capaz de vivir como lo hace el resto.

Pero tengo días muy malos. Demasiado malos. Días en los que quisiera únicamente desaparecer.

Quiero que sepas cómo es mi vida.

Me despierto cada día consciente del infierno que me espera. De lunes a domingo me invade la misma sensación, miedo. Un simple espejo, incluso el más pequeño me aterra. Me da pánico ver cómo soy.

Puedo recordar que hubo un tiempo en el que aún era capaz de ser objetiva y ver aquello que no me gustaba entre las tantas cosas buenas que sí me llenaban. Pero también puedo recordar que sin buscarlo, intentando simplemente mejorar sólo un poquito algunos detalles…, poco a poco, mientras los iba limando me encerré en una jaula de la que ahora me siento incapaz de escapar.

Quiero que sepas lo que yo oigo.

Escucho cada día esos sonidos característicos que provienen de la cocina y que anuncian la hora de comer. Escucho cómo me llaman para que me acerque a la mesa.

Escucho, también, todo eso que me rodea y que hace explotar mi cabeza cuando reconoce que lo que aplaude el mundo es la perfección.

Quiero que sepas lo que yo hago.

A veces respondo diciendo que comí algo cuando estuve fuera. Otras veces digo sentirme mal. En ocasiones llevo la comida a mi cuarto y espero un rato hasta poder llegar al baño sin que me vean y vaciar los platos sin haberlos probado.

Y a veces, cuando no aguanto más, cuando el hambre me puede, o cuando son los demás quienes insisten sobre mí, entonces como todo cuanto puedo, consciente de cada minúscula partícula que entra por mi boca, contando cada cosa para poder estar segura más tarde de expulsar cada una de ellas. Todo, sin dejar nada…, es la sangre quien anuncia el final.

Quiero que sepas en qué me he convertido.

Me he olvidado de sentir. Me he olvidado de sentirme. Golpeo mi cuerpo castigándolo cuando no responde como busco que lo haga. Ya sólo reconozco los gritos de mi tripa pidiendo algo para comer. Y me gusta sentirlo, porque significa que lo estoy haciendo bien. Ya sólo reconozco las franjas oscuras bajo mis ojos que me indican que estoy débil, que son consecuencia de la falta de alimento. Y que si me falta alimento…, entonces lo estoy haciendo bien.

Me he quedado sola. Antes era una persona con defectos y virtudes, pero ahora dejé de ser persona para dar paso a este monstruo que se ha apoderado de mí y que ha alejado todo y a todos a quienes quería.

Quiero que sepas lo que yo pienso.

Recuerdo años atrás cómo era. Pienso en todo cuanto tenía. Vuelvo a ver todas las fotos. Pienso en cada detalle, cómo era y cuánto he perdido.

Vuelvo a enfrentarme de nuevo al espejo y rompo la imagen que veo pensando y deseando únicamente en salir de esta pesadilla. Ya no puedo ni pensar en llorar por las tantas y tantas lágrimas que desde que esto comenzó veo derramar a mi alrededor.

Nadie puede sacarme de aquí. Sólo quiero poder volver atrás.

7 Kommentare:

Anonym hat gesagt…

Me ha encantado lo que has escrito. Todavía sigo llorando, me ha removido algo muy dentro.

ReinaDeSalem hat gesagt…

Muchas gracias por tu comentario, Lothianhesse. Hace ya tiempo que no te leía, me encanta poder volver a hacerlo. Me trae buenos recuerdos.

Mil besos.

ReinaDeSalem hat gesagt…

Usuario anónimo,

La sensibilidad es lo que precisamente hace falta para arreglar tantas y tantas cosas...

Por otro lado, es también esa sensibilidad la culpable de muchas otras.

Un beso y gracias por tus palabras.

Aina hat gesagt…

Hola bichito! he leído este post muchas veces ya... no me atrevo a comentarte nada de el... es un tema heavy del no me gusta demasiado hablar todavía... solo decirte que me emociona cada vez que lo leo... Gracias.

ReinaDeSalem hat gesagt…

A esa niña bonita que me lee y siente cuanto escribo... A esa niña bonita que siempre entiende cada una de mis palabras.

A esa niña que me enseñó que no es nada malo pintar corazones en las hojas de un cuaderno.

Gracias a ti, por apoyarme siempre.

Gracias Aïna, por estar ahí.

Mil besos.

Anonym hat gesagt…

Sé de Ana y de Mía y también de los foros donde las palabras que quedan impresas se vuelven sables y herramientas. Ellas crecen en número, pero no son las culpables directas de tanta presión mediática y publicitaria. Necesitan ayuda del entorno y los cercanos, pero lo que no deben dejar de hacer nunca es que el deseo de no querer engordar (estar en una línea impuesta por anuncios, etc) les anule la voluntad para enfretar a Ana y a Mía. Saludos

ReinaDeSalem hat gesagt…

Usuario anónimo..., tienes toda la razón, no cabe duda. Esas páginas, esos foros, lo que hacen son motivar en ocasiones. Y además, ofrecen ese "entendimiento" a quien entra buscándolo.

El problema está en -anular la voluntad para enfrentarse a Ana y Mia-, es difícil, muy difícil. Sobre todo cuando la báscula, tras un primer tiempo de sufrimiento, te enseña..., no te enseña lo que quieres ver, pero sí te muestra que vas en camino de ello.

Gracias por el comentario.

Saludos.