Dicen
que soy puro sentimiento..., que en cada una de mis reacciones puede detectarse lo que existe en su fondo.
Dicen que soy visceral. Que dentro de mi razón no puedo ocultar algo que va más allá..., y que tarde o temprano, asoma.
Dicen que cuando creo en algo, lo defiendo hasta el punto de que mis palabras, más que frases, forman órdenes.
Dicen..., que no es que trate de convencer..., pero es tal la vehemencia cuando debato, que puede parecer que vivo en carne propia todo aquello de lo que hablo.
Puede que sea cierto.
Y hoy daré la razón a quienes hablan, a quienes dicen.
Y es que hoy estoy enfadada, indignada. Hoy no pienso emplear las palabras adecuadas si no salen por sí solas. No me interesa.
Llevo días jurando en hebreo y supongo que hoy me he levantado..., como suele decirse, torcida. Muy, muy torcida. Tanto que, me encuentro escribiendo aquí con una taza de café al lado, un cigarrillo, y..., el ceño fruncido. Y es que el café y el cigarrillo es algo habitual, pero el ceño..., no tanto. Estoy muy enfadada.
Y..., no. No tiene nada que ver mi estado con el hecho de que hace unos días, me encontrara rodeada de calaña pura en un trabajo vergonzoso que por suerte ya está lejos. No.
Tiene que ver con un país, con dos hermanos.
Dos hermanos que son clavados. Dos hermanos que me producen asco, odio, tirria. Dos hermanos que forman parte importante en la escala "putiférica" que gobierna este mundo cada día más lejos de lo que debiera ser.
Dos hermanos que se permiten el lujo de iniciar una caza de brujas contra todo aquello que se denomina derecho humano. Dos hermanos homófobos que se dignan a decir que no pueden promover como normales las relaciones entre personas del mismo sexo, ya que esas relaciones constituyen objetivamente una desviación de la ley natural. Y tras decirlo, se atreven a decir que van a perseguirlo. Se atreven a decir que cada cuál deberá confesar su condición sexual para que, una vez hecho, si no es de su agrado, será tratado como un criminal que perderá su trabajo y cualquiera de sus derechos como persona libre que elige con quién se acuesta.
Se acabó permitir que cada persona sea persona. Se acabó permitir que cada cuál se exprese bajo su propia condición, porque de hacerlo, será perseguido y juzgado.
Antisemitismo, nacionalcatolicismo, homofobia. Así es la Polonia que están perfilando dos gañanes gemelos llamados Kaczynski. Toda una pesadilla para la Unión Europea. Pesadilla en la que Alemania está siendo la primera en reaccionar e ir haciendo cuanto menos en su trato con semejante par de hijos de su santa madre, quien debió ser la primera en mostrar tal reacción cuando decidió abrir las piernas aquel fatídico día.
Y es que sigue habiendo en España mucho gilipollas que les otorga la razón, y es una lástima, porque aunque no se trate de un régimen persecutorio, como en Polonia, es lamentable que personas, por llamarlas de alguna manera, puedan apoyar actos como éste.
No sé dónde vamos a llegar..., ni sé tampoco cómo acabará todo esto. Habrá que dar una patada a Polonia..., quizá. Pero la única culpa que tienen esas personas es la de vivir en un país donde están construyendo una auténtica barbarie.
Estoy enfadada..., sí, muy enfadada. Porque no teníamos bastante con lo que ya había. Ahora llegan los Kaczynski recién salidos de algún campo de exterminio donde debieron aprender cuanto ahora profesan..., y en el cuál podrían haberse quedado.
Tremenda pareja. Tremendos gemelos. Váyanse a la mierda, señores.
Porque nadie tiene derecho para decidir con quién debo o no acostarme. Por todos ellos, por todos nosotros. Para que cada quién pueda siempre elegir.
..Por la libertad.
..
que soy puro sentimiento..., que en cada una de mis reacciones puede detectarse lo que existe en su fondo.
Dicen que soy visceral. Que dentro de mi razón no puedo ocultar algo que va más allá..., y que tarde o temprano, asoma.
Dicen que cuando creo en algo, lo defiendo hasta el punto de que mis palabras, más que frases, forman órdenes.
Dicen..., que no es que trate de convencer..., pero es tal la vehemencia cuando debato, que puede parecer que vivo en carne propia todo aquello de lo que hablo.
Puede que sea cierto.
Y hoy daré la razón a quienes hablan, a quienes dicen.
Y es que hoy estoy enfadada, indignada. Hoy no pienso emplear las palabras adecuadas si no salen por sí solas. No me interesa.
Llevo días jurando en hebreo y supongo que hoy me he levantado..., como suele decirse, torcida. Muy, muy torcida. Tanto que, me encuentro escribiendo aquí con una taza de café al lado, un cigarrillo, y..., el ceño fruncido. Y es que el café y el cigarrillo es algo habitual, pero el ceño..., no tanto. Estoy muy enfadada.
Y..., no. No tiene nada que ver mi estado con el hecho de que hace unos días, me encontrara rodeada de calaña pura en un trabajo vergonzoso que por suerte ya está lejos. No.
Tiene que ver con un país, con dos hermanos.
Dos hermanos que son clavados. Dos hermanos que me producen asco, odio, tirria. Dos hermanos que forman parte importante en la escala "putiférica" que gobierna este mundo cada día más lejos de lo que debiera ser.
Dos hermanos que se permiten el lujo de iniciar una caza de brujas contra todo aquello que se denomina derecho humano. Dos hermanos homófobos que se dignan a decir que no pueden promover como normales las relaciones entre personas del mismo sexo, ya que esas relaciones constituyen objetivamente una desviación de la ley natural. Y tras decirlo, se atreven a decir que van a perseguirlo. Se atreven a decir que cada cuál deberá confesar su condición sexual para que, una vez hecho, si no es de su agrado, será tratado como un criminal que perderá su trabajo y cualquiera de sus derechos como persona libre que elige con quién se acuesta.
Se acabó permitir que cada persona sea persona. Se acabó permitir que cada cuál se exprese bajo su propia condición, porque de hacerlo, será perseguido y juzgado.
Antisemitismo, nacionalcatolicismo, homofobia. Así es la Polonia que están perfilando dos gañanes gemelos llamados Kaczynski. Toda una pesadilla para la Unión Europea. Pesadilla en la que Alemania está siendo la primera en reaccionar e ir haciendo cuanto menos en su trato con semejante par de hijos de su santa madre, quien debió ser la primera en mostrar tal reacción cuando decidió abrir las piernas aquel fatídico día.
Y es que sigue habiendo en España mucho gilipollas que les otorga la razón, y es una lástima, porque aunque no se trate de un régimen persecutorio, como en Polonia, es lamentable que personas, por llamarlas de alguna manera, puedan apoyar actos como éste.
No sé dónde vamos a llegar..., ni sé tampoco cómo acabará todo esto. Habrá que dar una patada a Polonia..., quizá. Pero la única culpa que tienen esas personas es la de vivir en un país donde están construyendo una auténtica barbarie.
Estoy enfadada..., sí, muy enfadada. Porque no teníamos bastante con lo que ya había. Ahora llegan los Kaczynski recién salidos de algún campo de exterminio donde debieron aprender cuanto ahora profesan..., y en el cuál podrían haberse quedado.
Tremenda pareja. Tremendos gemelos. Váyanse a la mierda, señores.
Porque nadie tiene derecho para decidir con quién debo o no acostarme. Por todos ellos, por todos nosotros. Para que cada quién pueda siempre elegir.
..Por la libertad.
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